Lunes 30 de Junio del 2025
La idea de que Occidente, con Estados Unidos a la cabeza, se encuentra en una fase de relativo declive es común hoy en día. Desde la parálisis política en Washington al estancamiento económico en algunas partes de Europa, pasando por el auge de los BRICS y los mercados emergentes, se ha puesto de moda decir que el futuro está en otra parte.
Pero seguimos siendo optimistas respecto a Occidente. Y los recientes acontecimientos geopolíticos nos recuerdan por qué. El campo de batalla, por sombrío que sea, suele revelar dónde reside el poder real. Y lo que hemos visto en los últimos conflictos, especialmente en Oriente Medio, es lo siguiente: La tecnología occidental sigue dominando. Y para los inversores, eso significa una cosa: Occidente debe seguir siendo el núcleo de su cartera de inversión global.
Tomemos como ejemplo el actual conflicto en Oriente Próximo, donde la guerra entre Israel y Hamás se ha convertido en un enfrentamiento regional más amplio en el que participan Irán y sus aliados. Dejando a un lado las dimensiones políticas y humanitarias, esta guerra se ha convertido inadvertidamente en un duro recordatorio de dónde reside la supremacía tecnológica.
Desde los sistemas de defensa antiaérea como la Cúpula de Hierro israelí, impulsados por software y hardware estadounidenses e israelíes, hasta las municiones guiadas de precisión, la vigilancia por satélite y la detección de amenazas mediante inteligencia artificial, todo el manual militar se basa en la innovación occidental.
El reciente ataque masivo con misiles y drones de Irán contra Israel en abril fue repelido con una eficacia casi total por una coalición alineada con Occidente que utilizó sistemas estadounidenses, británicos y franceses. ¿Exagerados drones iraníes? Casi todos derribados. ¿Misiles balísticos? Interceptados en pleno vuelo. El mensaje era claro: en una confrontación de alto riesgo y alta tecnología, la tecnología de defensa occidental funciona, y funciona mejor que cualquier otra cosa.
Pero no se trata sólo de misiles. Estas mismas tecnologías, sensores, automatización, integración de datos en tiempo real, fabricación avanzada, son la espina dorsal de algunas de las tendencias comerciales más potentes de la actualidad. Las empresas que están detrás de estos sistemas de defensa a menudo también tienen un pie en los sectores civiles: pensemos en los semiconductores, la computación en nube, la ciberseguridad y la IA.
Las empresas occidentales siguen siendo líderes en estas áreas. En Estados Unidos se encuentran los diseñadores de chips más avanzados (NVIDIA, AMD), las plataformas de software (Microsoft, Palantir) y las empresas de defensa más importantes (Lockheed Martin, Raytheon, Northrop Grumman). Europa tampoco se queda atrás, con líderes aeroespaciales como Airbus y proveedores críticos como ASML en los Países Bajos, que produce las máquinas que impulsan la industria mundial de semiconductores.
Sí, hay competencia de China. Sí, los mercados emergentes están creciendo. Pero si quiere calidad, confianza, transparencia y tecnología punta, siga buscando en Occidente.
Occidente sigue teniendo sus problemas. Las elecciones están polarizadas. Las redes sociales amplifican la división. Pero cuando el mundo plantea pruebas difíciles, como guerras, pandemias o crisis financieras, las democracias occidentales, aunque desordenadas, responden bien y se adaptan.
No siempre puede decirse lo mismo en otros lugares. La crisis inmobiliaria y los datos opacos de China, el aislamiento bélico de Rusia, los fallidos experimentos monetarios de Turquía. Hay innovación y energía en el Sur Global, pero los guardarraíles no siempre están ahí.
La fuerza de Occidente no es sólo su tecnología, sino también las instituciones, los mercados y los sistemas que convierten esa tecnología en valor económico duradero.
La próxima vez que alguien diga «Occidente está acabado», pídale que le explique por qué los sistemas más sofisticados de guerra, finanzas, biotecnología e inteligencia artificial siguen teniendo banderas occidentales.
Los inversores no deben dejarse engañar por el ruido. Occidente sigue siendo el mejor. La tecnología es real. El motor de la innovación está vivo. La democracia occidental, aunque algo defectuosa, sigue siendo adaptable y está superando las pruebas que la historia le sigue lanzando.
Nos gustaría agradecerle a Dominion Capital Strategies por escribir este contenido y compartirlo con nosotros.
Fuentes: Bloomberg, Yahoo Finance, Marketwatch, MSCI.
Copyright © 2023 Dominion Capital Strategies, Todos los derechos reservados.
Disclaimer: Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor a la fecha de publicación y no necesariamente las de Dominion Capital Strategies Limited o sus empresas relacionadas. El contenido de este artículo no pretende ser un consejo de inversión y no se actualizará después de su publicación. Las imágenes, videos, citas de literatura y cualquier material que pueda estar sujeto a derechos de autor se reproducen en su totalidad o en parte en este artículo sobre la base del uso justo aplicado a los informes de noticias y comentarios periodísticos sobre eventos.