Lunes 28 de Julio del 2025
Desde 2022, el mercado bursátil se ha mantenido resistente frente al aumento significativo de las tasas de interés, la inflación persistente y la escalada geopolítica.
Creemos que la razón principal es la dominancia fiscal. Se trata de la idea de que el gasto público, especialmente cuando se financia con grandes déficits, es más importante que lo que hacen los bancos centrales con las tasas de interés. Y, en este momento, son los déficits los que están haciendo el trabajo pesado para la economía mundial y los mercados de valores.
La dominancia fiscal se produce cuando el gasto público (la política fiscal) tiene más peso que la política monetaria (las tasas de interés y los balances de los bancos centrales) a la hora de impulsar los resultados económicos y del mercado. Tradicionalmente, los inversores se centraban en gran medida en lo que hacía la Reserva Federal o el Banco Central Europeo. Pero hoy en día, podría decirse que es más importante fijarse en los enormes déficits públicos que alimentan la economía, especialmente en Estados Unidos, que a su vez mantienen la economía y los mercados en terreno positivo.
En términos sencillos: mientras los gobiernos sigan gastando más de lo que recaudan en impuestos, ese dinero tiene que ir a alguna parte. Por lo general, fluye hacia los hogares, las empresas y los mercados, lo que sostiene el consumo, el crecimiento y, en última instancia, los precios de las acciones.
Esto es más evidente en Estados Unidos, donde la política fiscal está haciendo más por estimular la economía que en cualquier otro momento, salvo en tiempos de guerra o de profunda recesión. Este gasto deficitario actúa como un estímulo continuo. A pesar de que la Reserva Federal mantiene las tasas de interés por encima del 5 %, el crecimiento del PIB en Estados Unidos sigue siendo fuerte y el desempleo se mantiene cerca de mínimos históricos.
La primera administración Trump aplicó fuertes recortes fiscales (reduciendo los ingresos fiscales y aumentando el déficit presupuestario). A continuación, la administración Biden aplicó la Ley de Reducción de la Inflación, un enorme estímulo fiscal para la economía (mayor gasto, mayor déficit). Y ahora, la segunda administración Trump vuelve a reducir los impuestos y a aumentar el gasto. En Estados Unidos, parece que el apoyo fiscal a la economía se mantendrá en el futuro inmediato.
Los mercados miran hacia el futuro. A los inversores les importa el crecimiento de los beneficios, y un déficit sostenido significa más dinero circulando en la economía real. Eso impulsa los ingresos de las empresas, sostiene los márgenes de beneficio y justifica unas valuaciones bursátiles más altas.
Y no es solo en EE. UU., esto también está ocurriendo en Europa. Durante años, Europa fue sinónimo de austeridad, especialmente después de la crisis de la zona euro. Pero esa época parece haber terminado. Alemania, durante mucho tiempo ejemplo de disciplina fiscal, está ahora aceptando el déficit, con planes de endeudamiento por valor de cientos de miles de millones de euros para financiar nuevas inversiones en infraestructuras y defensa.
Francia y el Reino Unido están siguiendo caminos similares: ambos registran déficits elevados, cercanos al 5 % del PIB, con crecientes necesidades de gasto en defensa, infraestructuras y sanidad.
Esto significa que el estímulo fiscal no es un fenómeno exclusivamente estadounidense. Es cada vez más global, especialmente en el mundo desarrollado, y está contribuyendo a mantener el crecimiento mundial, incluso cuando los bancos centrales intentan combatir la inflación.
Estamos entrando en una era en la que los déficits presupuestarios ya no son solo una estadística económica, sino que son la fuerza motriz del rendimiento del mercado. Mientras los gobiernos sigan gastando libremente, el impulso macroeconómico para las acciones se mantendrá.
Para los inversores, esto significa: «¡No luchen contra el flujo fiscal!». Hay que tener cuidado con infraponderar las acciones solo porque las tasas de interés sean altas o porque haya inquietudes geopolíticas. Además, los inversores pueden buscar sectores alineados con las prioridades gubernamentales, como las infraestructuras, la defensa, la transición energética y la inteligencia artificial.
Al final, puede que no sean Jerome Powell o Christine Lagarde quienes más importen en el próximo ciclo del mercado, sino los ministros de Finanzas que firman los cheques en Washington, Berlín, París y Londres.
Nos gustaría agradecerle a Dominion Capital Strategies por escribir este contenido y compartirlo con nosotros.
Fuentes: Bloomberg, Yahoo Finance, Marketwatch, MSCI.
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